El Ateismo ataca al Cristianismo con una denuncia contra la Iglesia Católica la cual sostiene una impostura construida con falsos documentos, como la Biblia y los Evangelios, e impuesta con la violencia de la Inquisición y falsos como el exorcismo, el satanismo y otras supersticiones.

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La infancia de Jesús

Evangelio de pseudo-Tomás

 

Prólogo:

 

He considerado conveniente yo, Tomás israelí, dar a conocer para todos los hermanos provenientes del paganismo los sucesos de la infancia y los hechos extraordinarios de nuestro Señor Jesucristo, cuantos él realizó, nacido en nuestro pueblo:

- Cuando Jesús tenía doce años, José y María se acercaron, como era costumbre, a Jerusalén para la festividad de la Pascua. Durante el viaje de vuelta a Nazaret, dándose cuenta que Jesús no estaba con ellos, volvieron atrás para buscarlo.

Tras tres días de búsqueda lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, quienes le escuchaban e interrogaban. Y todos aquellos que oían hablar a este muchacho se quedaban llenos de estupor por su inteligencia y sus respuestas. José y María al verlo se quedaron estupefactos y su madre le dijo:<<Hijo, ¿por qué has hecho esto? Tu padre y yo te buscábamos desesperadamente>>. Y él respondió: <<¿Por qué me buscabais? ¿No sabéis que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?>> Pero estos no comprendieron sus palabras.

Partió por tanto con ellos y volvió a Nazaret quedando ellos subyugados. Mientras tanto su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, edad (¡algo increíble!) y gracia ante Dios y ante los hombres –(Por tanto si es este episodio verdadero porque es citado también por Lucas, por qué no deberán ser verdaderos también los otros que siguen).

-El niño Jesús, cuando tenía cinco años, estaba jugando en el vado de un torrente cuando con el lodo realizó doce gorriones. Un judío, viendo que Jesús estaba trabajando el sábado, inmediatamente fue a decírselo a su padre José: <<Mira que tu hijo ha profanado el sábado porque ha modelado con la arcilla doce gorriones>>.

Entonces José, gritó a Jesús estas palabras <<¿Por qué haces estas cosas, el sábado, que no es lícito hacerlas?>>

Y Jesús, batiendo las manos gritó a los gorriones y les dijo: <<¡Idos!>> y los gorriones se fueron piando.

Viendo esto los judíos quedaron estupefactos y fueron a contarle a sus superiores aquello que habían visto hacer a Jesús.

Estaba allí presente junto con José el hijo del escriba Anna el cual, habiendo cogido una rama de sauce, hizo fluir las aguas que Jesús había recogido para hacer la mezcla.

Jesús se enojó y le dijo: <<¿Malvado, impío e insensato, que estorbo te causaban las aguas y las fosas? Pues, también tú te secarás como un árbol y no darás ni hojas, ni raíces, ni fruto>>. E inmediatamente aquel chico se secó. Y Jesús se volvió a casa de José.

Pero los padres del chico desecado cogieron a su hijo y, llorando su tierna edad, lo llevaron a casa de José y lo reprobaron diciéndole: <<¡Tienes un buen hijo, que hace semejantes cosas!>>.

-En otra ocasión Jesús paseaba por el pueblo y un chiquillo corriendo chocó contra su espalda. Irritado Jesús le dijo: <<¡No continúes tu camino!>> Y aquél cayó súbitamente muerto.

Algunos que habían visto lo que había sucedido, dijeron: <<¿De dónde sale este niño, que cada palabra suya es un hecho cumplido?>>.

Pero los padres del muerto, habiendo ido a casa de José, lo reprendieron: <<¡Tú, teniendo un hijo semejante, no puedes vivir en el pueblo con nosotros, a menos que le enseñes a bendecir y no a maldecir, porque él hace morir a nuestros hijos!>>

Entonces José, habiendo llamado a parte a su hijo, lo reprendió diciendo: <<¿Por qué haces estas cosas por cuyo precio sufren y nos odian y persiguen?>>. Jesús respondió: <<Sé que estas no son palabras tuyas, por lo que estaré callado, por respeto a ti; pero a aquellos que te lo han sugerido recibirán su castigo>>. Y de inmediato sus acusadores quedaron ciegos.

Aquellos que asistieron a estos hechos quedaron bastante horrorizados y perplejos decían de él que cada palabra que pronunciaba, tanto buena como mala, era un hecho cumplido; y se produjo un gran asombro.

En tanto José, viendo eso que Jesús había hecho, le cogió de la oreja y le tiró fuerte. El niño se enojó y dijo: <<¿Me has zarandeado con poca sabiduría, no sabes que no soy tu hijo? ¡Por tanto no me hagas daño!>>.

Algunos días después, Jesús jugaba en la terraza de un tejado y uno de los niños que jugaba con él cayó desde la terraza y murió. Todos los otros niños huyeron y Jesús se quedó solo.

Habiendo acudido los padres del muerto le acusaron. Jesús dijo que él no le había tirado desde la terraza, pero estos le maldijeron.

Entonces Jesús bajó de un salto del techo y parándose junto al cadáver gritó en voz alta: <<Senote (que era así como se llamaba) levantate y dime si he sido yo quien te ha tirado>>. Y aquel se levantó inmediatamente y dijo: <<No, Señor, tu no me has tirado, si no me has resucitado>>.

Ante tal visión quedaron todos atónitos, y los padres del niño exclamaron alabanzas a Dios y manifestaron a Jesús su veneración.

Pocos días después, a un joven que cortaba leña, se le cayó de la mano el hacha y le cortó la planta del pie y él iba a morir desangrado. Se generó un gran revuelo y un ir y venir de gente y también el niño Jesús corrió allí, abriéndose por la fuerza un camino. Cogió el pie herido del joven y este fue curado en el acto.

Entonces dijo al jovenzuelo: levántate, corta la leña y acuérdate de mí. El gentío, viendo aquello que había sucedido, manifestó al niño su devoción diciendo: <<es cierto que en este muchacho habita el espíritu del Señor>>.

(Por fuentes no bien definidas sabemos que José, arrepentido por haberle tirado de la oreja la semana anterior, para que le perdonase, le había prometido que su madre María le había preparado ñoquis).

Cuando tenía seis años, su madre lo mandó a conseguir agua dándole una jarra. Pero él chocó entre la gente y la jarra se rompió. Jesús entonces, extendiendo el manto que llevaba puesto, lo rellenó de agua y lo llevó a su madre. Su madre, viendo el hecho extraordinario que había sucedido, lo besó guardándose en su interior los misterios que le veía realizar.-

(Parece que José esta vez había tirado otra vez de la oreja a Jesús diciéndole: ¿Por qué no has hecho morir a toda la muchedumbre que ha hecho que se rompa la jarra? ¿No sabes que como carpintero hago los ataúdes?>>).

De ahí a cierto tiempo, un rabino que era amigo íntimo de José, le dijo: <<Llévame al niño a la escuela. Quizá por las buenas logro enseñarle las letras del alfabeto>>.

<<¡Si tú lo crees, hermano mío, llevalo contigo!>>.

Y él lo cogió con miedo y bastante preocupación.

Apenas Jesús entró en la escuela, cogió arrogantemente un libro colocado sobre el atril, pero no recitó lo que en él estaba escrito, si no abriendo la boca se puso a hablar del Espíritu Santo enseñando a aquellos que estaban alrededor y le escuchaban.

Gran número de personas se había reunido y le hacían multitud en torno, escuchándolo y admiraban la eficacia de sus enseñanzas y su agilidad de palabra, puesto que, siendo un niño, hablaba tan bien.

Oyendo esto, José fue preso del miedo y fue a la carrera a la escuela, suponiendo que también aquel preceptor hubiese sufrido algún accidente (En un caso anterior había fulminado a un rabino porque había osado enseñarle).

Pero el rabino dijo a José: <<Como sabías, hermano, he tomado a tu niño como alumno, pero él está lleno de gracia y sabiduría. Por tanto te ruego, hermano, que te lo lleves a casa>>.

Oyendo estas palabras, el muchacho le sonrió y le dijo: <<Puesto que has hablado correctamente y has realizado una honesta declaración, gracias a ti aquel rabino que fue castigado por mí, se curará>>.

Y José cogió al niño y se volvió a casa.

Después de estos hechos sucedió que en el vecindario de José murió un crío que estaba enfermo, y su madre lloraba desesperadamente. Jesús corrió allí aprisa y, habiendo encontrado el niño muerto, le puso la mano sobre el pecho diciendo. <<Te digo a ti, crío, no mueras, si no vive y quedate con tu mamá>>, y de inmediato aquél miró alrededor de él y sonrió. Dijo entonces Jesús a la mujer: <<Cogelo y dale leche y acuérdate de mí>>. Y Jesús salió de allí y se puso a jugar con otros niños.

Algún tiempo después resucitó a un operario que había muerto mientras construía una casa. Viendo esto la gente quedaba atónita y decía: <<Este niño es un ser celestial: Ya ha salvado muchas vidas de la muerta y deberá salvar aún otras durante toda su vida>>.

Los milagros y prodigios realizados por Jesús en su infancia narrados en el evangelio de S. Tomás son diecinueve; el último, que trata de la pelea entre los doctores, está narrada de manera idéntica a aquella de san Lucas que inicialmente hemos citado.

El Evangelio de S.Tomás, escrito expresamente sobre la infancia de Jesús acaba así: <<Mientras tanto Jesús crecía en sabiduría, estatura y gracia. Gloria a él, por los siglos de los siglos. Amén. >>

Del pseudo-evangelio de Mateo.

Según este evangelio la matanza de los inocentes ordenada por Herodes tuvo lugar dos años después del nacimiento de Jesús. Esta era de hecho la convicción de la mayor parte de los evangelistas durante el siglo IV, es decir en la época en que fue construido el nacimiento de Cristo de una mujer terrena. Convicción que nos permite responder a la pregunta que surge espontáneamente leyendo a Mateo (Cap. II): << ¿Por qué Herodes ordena la matanza de todos los niños menores de dos años, si Jesús acababa de nacer?>>.

Toda la historia, por tanto los reyes magos y la fuga de Egipto tuvo lugar según el pseudo-Mateo cuando Jesús tenía ya dos años.

Durante el viaje hacia Egipto, llegando a una cueva, decidieron reposar en ella y María bajó de la jumenta y se sentó, aguantando en su regazo a Jesús. Había tres chicos que hacían el viaje con José y una chica con María (en otros evangelios vienen identificados como hijos de José nacidos de un matrimonio precedente). Y fue así que de repente salieron de la cueva muchos dragones, viendo a los cuales los chicos se pusieron a gritar por el enorme susto. Entonces Jesús, habiendo bajado del regazo de su madre, se quedó recto frente a los dragones y estos lo adoraron, y después de haberlo adorado se alejaron de ellos.

Así se cumplió eso que había sido anunciado por el profeta David que había dicho: <<Alabado el Señor de la tierra, o dragones, y todos vosotros de los abismos>>

Del mismo modo lo adoraron los leones y los leopardos que les acompañaban en el desierto: Allí a donde iban María y José, estos les precedían indicándoles el camino e inclinando la cabeza para adorar a Jesús.

Los leones caminaban junto con ellos y con los bueyes y los asnos y los animales de carga que llevaban todo lo necesario, y aunque se quedaban con ellos no atacaban a nadie, y eran mansos entre las ovejas y los carneros que habían traído desde Judea y tenían con ellos. (¡Es muy probable que sea este cargamento tan abundante en enseres el cual Vittorio Messori ha tomado como referencia para sostener que José era un rico empresario de la construcción!). Y estos caminaban entre los lobos y no tenían miedo, porque ninguno era molestado por el otro.

Así se cumplió lo predicho por el profeta: <<Los lobos pastarán con los corderos, el león y el buey comerán juntos la paja>>. Había de hecho dos bueyes y un carro, en el cual se llevaban las cosas de primera necesidad, y los leones lo guiaban en su camino.

Tras una sucesión de otros episodios, a cuál más estúpido que el anterior, finalmente llegaron a Egipto donde se quedaron, entre prodigios y estupideces semejantes, hasta que volvieron a Palestina, donde se instalaron primero en Nazaret y después en Cafarnaún. Los episodios concernientes a la infancia de Jesús narrados por pseudo-Mateo son sesenta y dos. Finalmente, tras haberlos leído todos, surge espontáneamente el preguntarse como será posible que la demencia humana pueda caer tan bajo.

El pseudo evangelio de Mateo, llamado así por la Iglesia para distinguirlo de aquel canónico, acaba así: <<Cuando José iba a algún convite con sus hijos Santiago, José, Judas y Simeón y con sus dos hijas se les unían también Jesús y su madre María, con su hermana, María hija de Cleofás, quien el Señor Nuestro Dios había concedido a su padre Cleofás y a su madre Anna, por haber entregado al Señor a María, madre de Jesús. Y esta María fue llamada con el mismo nombre de María, para consuelo de sus padres. (En esta confusión de nacimientos, matrimonios y parentelas se encuentra todo el embrollo realizado por la patrística para construir un Jesús sobre la figura de Juan de Gamala hijo de Judas el Galileo. Pero esto forma parte de otro capítulo – véase “La fábula de Cristo” www.luigicascioli.it).

Sus hermanos y hermanas respetaban a Jesús y lo honraban, manteniendo ante sus ojos su vida como una guía.

Y cuando Jesús dormía, tanto de día como de noche, la luz de Dios resplandecía sobre él. A él tantas alabanzas y gloria, por los siglos de los siglos, amen, amen.

Evangelio de la infancia de Jesús árabe-siríaco.

En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, único Dios.

Con la ayuda y el favor del Todopoderoso comenzamos a escribir el libro de los milagros del Padre, Señor y Salvador nuestro, Jesucristo, libro que se llama <<Evangelio de la infancia>>, la paz del Señor. Amen.

Cuanto sigue lo hemos encontrado en el libro de José, el pontífice que vivió en los tiempos de Cristo, y que algunos dicen era Caifa. Y él ha dicho que Jesús habló, hasta cuando estaba en la cuna, y que dijo a su madre María: << Yo soy Jesús, hijo de Dios, el Logos, que tu me has engendrado como anunció el ángel Gabriel; y mi padre me ha enviado para la salvación del mundo>>.

En el año 309 de la era de Alejandro, Augusto decretó que cada uno se hiciese registrar en su ciudad. Se levantó por tanto José y, habiendo cogido a María, su esposa, salió hacia Jerusalén y se acercó a Belén para registrarse... (y la historieta de la natividad viene contada también aquí con mil tonterías y extravagancias entre las cuales se encuentran la intervención de una vieja enferma que con sólo ver a Jesús se curó, están los pastores que encendieron los fuegos “entregados a una gran alegría” bajo una legión de ángeles que tocaban y cantaban alabando al Señor).

En este evangelio se dice que la circuncisión, que debía ser hecha al octavo día desde el nacimiento, en vez de realizarse cerca del templo se llevó a cabo en la cueva y que el prepucio lo cogió la vieja que había sido curada: -Aquella vieja cogió el pedazo de piel , pero otros dicen que cogió el cordón umbilical, y lo metió en un frasco con viejo aceite de nardo. Esta tenía un hijo perfumista y, aconsejándola, le dijo: <<¡Cuidate de vender este frasco de aceite de nardo, aunque te ofrezcan trescientos denarios! Este es el frasco que compró María la pecadora, y que vertió sobre la cabeza y los pies de Nuestro Señor Jesucristo, enjuagándole después con su pelo>>. (A nadie se le podrá escapar el anacronismo causado por ese “compró” que se refiere a un hecho que sucedió 33 años después). Diez días después, llevaron a Jesús a Jerusalén, y al cuadragésimo del nacimiento lo llevaron al Templo para consagrarlo a Dios como primogénito.

Entonces sucedió que, cuando Jesús nació en Belén de Judea, en los tiempos del rey Herodes, de Oriente vinieron a Jerusalén los magos, como había predicho Zaratustra, y llevaban con ellos, como presentes, oro, incienso y mirra.

Entonces santa María, cogió uno de los pañales que envolvían a Jesús y como intercambio se lo dio a ellos quienes lo aceptaron muy agradecidos.

Omitiendo el cúmulo de idioteces que son narradas sobre los milagros que fueron realizados por aquel pañal dado por María a los magos, acerca el absurdo discurrir y los diversos encuentros que estos tuvieron durante la huida a Egipto, en cada uno de los cuales María no deja escapar ocasión para realizar todo tipo de curaciones con el agua usada para lavar al niño Jesús, pasamos a los milagros de la infancia que son el asunto de este capítulo.

Un día el Señor Jesús, paseando y jugando con algunos muchachos pasó delante del taller de un tintorero que tenía por nombre Salem. Ése tenía en el taller muchas telas que debía tintar. Jesús entró en el taller del tintorero, cogió todas las telas y las sumergió en una tinaja llena de color azul índico.

Sorprendido Salem y, viendo las telas arruinadas, comenzó a gritar y a imprecar contra el Señor Jesús, diciendo: <<¿Qué me has hecho, hijo de María? ¡Me has deshonrado delante de todos los conciudadanos! ¡Cada uno, de hecho, quería el color de su agrado, y tú has venido a arruinar todo!>>.

Respondió el Señor Jesús: <<A cualquier tela que quieras que le sea cambiado el color, yo te lo cambiaré>>. E inmediatamente comenzó a sacar las telas de la tinaja, cada una del color que el tintorero quería, hasta que los había sacado todos.

Viendo este prodigio, los judíos alabaron a Dios.

(Puesto que a cada uno de estos milagros les otorgado un significado simbólico, previendo que se me harán objeciones, hago saber que responderé a estas sólo si vienen realizadas por ministros del culto católico no aceptando perder el tiempo con intermediarios que nada tienen que ver con el proceso que estoy manteniendo contra la Iglesia).

José llevaba con él al Señor Jesús, dando una vuelta por la ciudad: en tanto, debido a su profesión, la gente lo llamaba para que construyese puertas, banquetas, camastros y armarios. Y el Señor Jesús estaba siempre con él, allí donde él fuese.

Todas aquellas veces que José debía hacer algún trozo de su trabajo más largo o más corto, o más ancho o más estrecho, de un cúbito o de un palmo, el Señor Jesús tendía la mano hacia aquello que, ante ese gesto, se hacía tal y como José lo quería, sin que él tuviese necesidad de hacer nada con sus manos. José de hecho no era diestro en la profesión de carpintero. (¡Pobre José, después de haberlo hecho pasar por ser cornudo, nos faltaba esta aclaración!).

En el mes de Adar, Jesús reunió en torno a él a los chicos, a la manera de un rey.Estos extendieron en el suelo sus mantos y les hizo sentarse encima. Después le pusieron sobre la cabeza una corona trenzada de flores y se colocaron delante de él, a su derecha y a su izquierda, a la manera de los cortesanos en presencia del rey. Y a todos aquellos que pasaban por aquella calle, los chicos les obligaban a pararse, diciendo: <<Ven aquí, y adora al rey. Después continuarás con tu camino>>.

En un cierto momento, mientras hacían esto, se acercaron unos hombres que sostenían un niño. Este niño había sido atacado por una serpiente venenosa. Jesús quiso ser llevado al lugar donde había sido atacado y una vez habiendo llegado ordenó a la serpiente que saliera fuera. La serpiente se le puso delante y la ordenó: <<Ahora succiona todo el veneno que has inoculado a este niño>> y la serpiente succionó el veneno. Entonces Jesús la maldijo y la serpiente reventó en ese mismo momento. Puesto que el niño, aunque se había salvado, se puso a llorar, Jesús le dijo: <<No llores, porque pronto tu serás mi discípulo>>.

Éste es Simón el cananeo, a quien se hace referencia en el evangelio.

(Hay que tener en cuenta que “el cananeo” atribuido a Simón en los evangelios canónicos es el resultado de una transformación basada en falsedades porque desaparece el significado de cananitas, que en arameo significa “guerrillero celota”, que era el verdadero apelativo dado a Simón el cual pertenecía a la banda de los revolucionarios “boanerghes” capitaneada por Juan de Gamala, hijo de Judas el Galileo). Véase “La fábula de Cristo” www.luigicascioli.it

Los milagros y prodigios atribuidos a Jesús en su infancia por el evangelio árabe-siríaco son una treintena. Aquellos que no hemos citado los dejamos a las meditaciones de san Ignacio de Loyola junto a tantos otros que se encuentran en otros evangelios, algunos de los cuales de origen armenio, que ni siquiera perdemos el tiempo en considerarlos porque conociendo ya la demencia de quienes los escriben, podemos imaginar, sin necesidad de leerlos, por qué tonterías están compuestos.

Evangelio del gueto

Este evangelio, negando cualquier intervención divina en la concepción de Jesús, exprime, también siguiendo conceptos judaicos, los motivos por los cuales Jesús se convierte en una gran personalidad en el mundo de la magia. Aunque no sea cristiano, merece de todas formas ser tomado en consideración por la posibilidad que no da de conocer la falsificación que realizaron los padres de la Iglesia en los siglos III, IV y V para construir la vida de Jesús, de María y de José, su castísimo esposo.

Los milagros y los prodigios narrados en el Toledoth Yeshu (libro expresamente hebraico referente a la vida de Jesús) tienen el objetivo de demostrar que la inteligencia y la capacidad taumatúrgica de Cristo eran debidas, según una convicción de los rabinos, a una magia diabólica que él poseía como bastardo nacido de una menstruada. El Toledoth, aunque se realizó muy tardíamente (se piensa que haya sido escrito en torno al primer milenio) ha sido parte de aquellos argumentos que eran discutidos por la patrística en torno a la figura de Cristo en el periodo en el cual fueron realizados los Evangelios.

Que hubo discusiones sobre el origen de los poderes mágicos de Jesús, por muchos considerados diabólicos, nos viene confirmado por el propio Evangelio de s. Mateo donde se hace decir a los Fariseos que Jesús expulsa a los demonios en nombre de Belcebú (12,24), y por los Evangelios de Marcos y Lucas en los cuales se dice que los habitantes de Giraza, después de haber visto expulsado a los demonios de un poseído, convencidos de que él mismo fuese un demonio, tuvieron tanto miedo de Jesús que lo invitaron a dejar su pueblo. (Lc. 8, 37 – Mc. 5,17).

Todo esto para demostrar que los evangelios hebraicos del Toledoth, por muy fantásticos y tendenciosos que puedan parecer, afirmando que toda la historia de Jesús parte de una traición, deseada o no deseada por María según las distintas versiones (Elena, Uldrigus, Slava, Italiana) son de todas formas más aceptables que aquellas cristianas que, basándose en una fecundación divina, no pueden más que ser rechazadas a priori de la manera más categórica por la razón y por el sentido común.

Luigi Cascioli.

 

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© Luigi Cascioli